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TITI: "La fundadora del BLOG"

Debido a accidentes, enfermedades o vejez tus amigos animales pueden sufrir alguna discapacidad, no es necesario ponerlos a dormir, encuentra una mejor solución

miércoles, 13 de julio de 2011

Otro viejo abandonado se nos va: LULY

 "El día que ya ni te vayan a buscar al aeropuerto ni se hagan cargo de todos tus gastos y ni siquiera te inviten, ese día, ¡es la prueba de que estás realmente vieja!"
En nuestro mundo no hay diferencia en las especies, simplemente, SE ES VIEJO 
En un mundo demográficamente envejecido en el que se asienta una cultura que idolatra tanto la belleza y la juventud como oculta la fealdad y la vejez, no se desea ser perturbado por nada que nos recuerde nuestra finitud. El costo social de esta huída es una progresiva invisibilización de una franja etaria en una sociedad que, a mayor cantidad de viejos, menos sabe qué hacer con ellos. No es por azar que los eufemismos para aludir a este colectivo se multipliquen como los panes y los peces: "abuelos", "adultos mayores", "tercera edad" y hasta "cuarta edad"... en un intento de cubrir con un manto de respetabilidad a quienes el rechazo cultural hace de los así aludidos, uno de los grupos más discriminados. Dicha exclusión ilumina las razones que hacen que las reflexiones en torno al envejecer, en nuestra cultura mediática, suelan ser marginales pues, a manera de síntoma, ellas reflejan el rostro oculto de aquello que nos resistimos a aceptar.

Por cierto, el envejecimiento no es una condición "normal" para el que lo vive, quien se siente cobijado bajo la creencia de que sólo los otros envejecen
Este desencuentro aciago entre el yo que se cree ser y el que se es condujo a cierto consenso en el imaginario colectivo acerca de que el envejecimiento es un mal incurable.
Los jóvenes y aquellos que no lo son tanto ven la vejez como un mal que sólo les sobreviene a los otros, aun cuando paradójicamente -a diferencia de los negros o los extranjeros, por nombrar apenas un par entre tantos otros grupos discriminados-, los viejos son la única minoría de la cual esperamos formar parte (dado que la alternativa es, obviamente, peor: morir antes).
Y a pesar que los viejos suelan ser vistos como desconectados de muchas actividades o como indiferentes a las oportunidades sociales, se probó que la reducción de su actividad social y de experiencias novedosas les brinda cierta libertad de elegir vivir vidas emocionalmente más satisfactorias.
Recuperar la vejez como lo que es, una etapa más de la existencia, nos compromete a todos: para quienes ya no son jóvenes, el desafío es resignificar esos años para legarlos a las generaciones más jóvenes, todavía indiferentes a ese futuro que se les antoja tan remoto como impensable.
Decir que mis días están contados no tiene sentido; así fue siempre; así es para todos".
Al fin de cuentas, la vejez asusta porque preanuncia el fin de la existencia humana. Sin embargo, vivimos preñados de incertezas. Y una de ellas, como reza el proverbio, nos recuerda que "Nadie es demasiado joven como para no morir mañana ni demasiado viejo como para no vivir un día más".
Extracto de la Nacion: ser viejo

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